El robo de cableado eléctrico ha sometido a debate la priorización en las “medidas preventivas”.

Protección física o detección.

Es obvio que los sistemas electrónicos de detección se asocian a vanguardia tecnológica a pesar de sus carencias y vulnerabilidad mediante inhibidores.

La protección física es puro ingenio, carece de tecnología y esta basada en la imaginación.

La realidad es que la detección avisas pero no impide el robo. La protección física dificulta siempre e impide generalmente la sustracción siempre que no se disponga de medios extraordinarios y tiempo ilimitado. Nada es inviolable.

El sentido común nos induce a pensar que la prioriatario es disuadir y lo definitivo integrar disuasión, aviso, impedimento.

En función del riesgo y trascendencia del siniestros habrá que disuadir simplemente o integrar la detección para eliminar el factor tiempo.

Una mera reflexión nos permite recordar las muchas personas que han instalado una puerta acorazada de alta seguridad (coste entre 3.000€ y 4.000€) y que con certeza se habrán preguntado en algún momento si este gasto no ha sido inútil ya que nunca han intentado forzar su puerta para acceder a su vivienda.

Lo que nunca sabrán estas personas es el número de ocasiones en las que un delincuente ha estado delante de la puerta de su casa y ha optado por eludir el intento por la dificultad que preveía.

¿Es una pueda acorazada o un sistema de protección del cableado una garantía de inviolabilidad? Con certeza que no.

En la mayoría de los casos lo impediría, pero siempre existe la posibilidad de enfrentarnos a expertos profesionales con medios extraordinarios y escrupulosa planificación de tiempo.

Lo realmente importante es la capacidad disuasoria y en un segundo momento la capacidad de impedir el robo.